martes, 28 de septiembre de 2010

Capítulo 8 "Prueba de pasión o de sangre"


Camilo ya había enviado su mensaje al gondolero, no sabía si él se animaría a ir, pero primero debía preocuparse por no levantar sospecha. Quería ir a hablar con él sin que terminase siendo un banquete de vampiros.
Ya faltaba poco tiempo para la medianoche y decidió escapar por la ventana de una de las habitaciones, pensando que a lo mejor creerían que el hambre lo hizo salir desesperado.
Fue corriendo a una velocidad inhumana, y como era de esperarse llegó antes de medianoche.
Pudo divisar como la góndola se aproximaba hasta llegar a la parte inferior del puente y la cara temerosa del gondolero, todavía escondido entre penumbras.
-No temas.-Dijo Camilo con una voz calma y saliendo un poco hacia la tenue luz.
-¡Eres tú! ¡Mis ojos no pueden creer estar viéndote de nuevo, entonces era cierto!-Dijo el gondolero.
-Sí, gracias a ti soy inmortal ahora.-Le contestó subiéndose a la góndola y sentándose frente al Gondolero.
-Camilo, todavía no puedo creerlo, no salen las palabras de mi boca.
-¿Cuál es tu nombre gondolero? Tú sabes el mío pero yo no conozco el nombre de mi salvador.
-Mi nombre es Marco, y no he podido dormir bien desde el día de tu muerte.
-Precisamente, he debido morir para obtener la eternidad.
-Es cierto, cuando te llevé en mis brazos ya no te quedaba prácticamente vida.
-Pero me salvasteis.
-Y lo volvería a hacer.
-Por qué lo habéis hecho y por qué llorabas por mí.
-¡Eras tú la paloma!-Exclamó Marco.
-Podría decirse que sí.-Contesto Camilo.
-¿Pero entonces eres una criatura extraña ahora? ¿Me harás daño, como dicen las gentes?
-A ti nunca te haría daño, tú me salvasteis y no lo haría, pero es cierto ya no soy humano.
-¿No me odias por llevarte allí no?-Preguntó Marco.
-No te odio, gracias a esto tendré la eternidad para escribir.
-He leído todos los escritos tuyos que pude rescatar, me has hecho sentir en un mundo distinto, más bello, más apreciable. Me daba mucha tristeza no poder decírtelo nunca.
-Gracias, pero debo ser humilde, hay escritores más expertos.
-Es probable, pero solo tú alegrabas mis días cuando te escuchaba recitar y por eso te dedicaba mis canciones.
-¡Pero yo creí que cantabas para las muchachas!-Dijo sorprendido Camilo.
-No, eran solo para ti.-Le contestó y le tomó el rostro en sus manos y lo besó.
Camilo se asustó, no esperaba esa reacción de parte de Marco, solo buscaba agradecerle y hacerse su amigo. Camilo se echó para atrás pero luego un calor inmenso recorrió sus venas como nunca antes había experimentado y mirando a los ojos de Marco se abalanzó sobre su yugular y lo mordió, quedando prendido de su cuello unos minutos. Ciego, embriagado, extasiado, no quería dejarlo. Pero cuando sintió que Marco se dejaba morir se horrorizó de él mismo y se separó. Inmediatamente su éxtasis se convirtió en terror.
-¡Que he hecho Dios mío! ¡Como traicionarlo así!¡No comprendo nada!-Entonces volvió a recordar la ceremonia y se cortó su muñeca con sus propios dientes  y se la puso a Marco sobre su boca para que sorbiera. Marco de a poco volvía a entrar en sí y Camilo se apresuró a llevarlo al palacete donde podría darle más sangre para calmar su furia, como lo habían hecho con él.
Golpeó las puertas y lo dejaron entrar ayudándolo a colocar a Marco en la cama de piedra y a asegurarlo como lo habían hecho con Camilo.
-¡Perdóname por favor, no quería lastimarte, no sé lo que me sucedió! Nunca te hubiese lastimado, algo muy fuerte se apoderó de mi en el instante que, bueno tú sabes cuándo. -Le decía Camilo mientras le daba sangre de beber a Marco.- ¡Por favor perdóname! Seguía repitiendo Camilo.
-¡Bueno, bueno, bueno! ¡Qué tenemos aquí! Parece que los procedimientos de alimentación de nuestra casa no fueron debidamente aclarados.-Dijo Antonio en tono interrogativo mientras entraba al salón.
-¡Fue un accidente, yo no quería lastimarlo, es una buena persona, por favor no le hagan daño!-Decía desesperadamente Camilo.
-Me sorprendes Camilo. Ayer casi que parecías tenerle asco a la sangre y hoy traes tú solo una presa y encima pretendes quedártela como trofeo de tu primera cacería.
-¡No, no es así, no pude controlarlo Antonio, por favor!-Seguía suplicando Camilo.
-Realmente creí que nunca ibas a tener el coraje de cazar tu solo, pero veo que me he equivocado. Necesitabas algo que te inspire para actuar por tu cuenta.
-¿Qué me inspire?
-Sí,  necesitabais algo que pusiera tu pasión en movimiento, tú mismo me dijisteis que jamás te habíais dejado llevar por impulsos.
-Bueno, a lo mejor es porque Marco me salvó, no lo sé.-Dijo Camilo tratando de no pensar en lo que realmente había sucedido. Mucho menos en la palabra pasión.
-Y quisierais quedártelo para ti.-Le decía Antonio sonriendo perversamente mientras Marco tomaba una copa tras otra de sangre, de las manos de Camilo. Y ayudado por los dos vampiros grandes que servían de una gran jarra de oro.
-No lo digáis de ese modo, solo quiero que se salve. El me salvó y yo se lo debo.-Le contestó muy molesto Camilo.
-De acuerdo, puedes quedártelo, es tuyo.-Dijo Antonio y se retiro riendo a carcajadas.
 Lo que no sabía Camilo era que Antonio los espiaba colgado del techo del puente como un murciélago durmiente. Por supuesto que Antonio era muy experimentado con los años que llevaba de vampiro y no iba a dejar cometer demasiados errores irreversibles, no lo iba a dejar poner en evidencia a los vampiros ante la ciudad. Pero como los vampiros se aburren con tanta eternidad a cuesta,  cada tanto,  se divierten a costas de los novatos.
Una vez tranquilizado Marco y solos los dos en el salón se pusieron a hablar.
-¡Por favor Marco perdonadme! No pude controlarme contigo. Con mis padres sí, por eso creí que me controlaría.
-Yo tampoco pude controlarme Camilo, debo pedirte perdón a ti.
-Te soltaré si me prometes que hablaremos con tranquilidad.
-Lo prometo, esta vez me controlaré.-Dijo Marco mirando directamente a los ojos de Camilo.
-De acuerdo, hablemos.-Dijo Camilo mientras soltaba a Marco de las cadenas.
-Entonces ahora soy eterno.
-Sí.
-Pasaré la eternidad a tu lado…
-¿Podemos hablar seriamente?-Le preguntó Molesto Camilo.
-Perdón, es que todavía sigo en ese momento. Y no me arrepiento-Dijo Marco.
-La cuestión es que yo no fui dueño de mis acciones en ese momento, me tomaste por sorpresa y no sé si habrá sido un impulso de asesino vampírico que soy, y que ahora también lo eres, o si fue algo más, nunca ni vivo ni muerto tuve una sensación parecida.
-Pasión.-Le aseguró Marco.
-No puedo saberlo. Yo creí que algún día sentiría esa pasión por mi amor, y además siempre pensé que sería una dama. Y estaba seguro de reconocer el amor cuando lo tuviera cerca.
-Lo sé, he leído todos tus sentimientos, pero siempre le habéis escrito al amor, nunca a una dama.
-No lo recuerdo. Pero debes comprender que estoy muy confundido. ¡Por suerte mi madre ya sabe que no me casaré y tendré hijos!
-Para estar confundido ya estas pensando demasiado. ¿Acaso ya quieres presentarme a tus padres?
-¡No! Sólo estoy pensando en voz alta e imaginando que si esto me hubiera sucedido sin ser vampiro hubiera salido corriendo y me hubiera encerrado en mi habitación sin poder mirar a mis padres a los ojos. Posiblemente no hubiera salido nunca más de mi habitación. -Dijo horrorizado Camilo.
-Yo no tengo familia, no tengo a nadie. Soy libre.-Dijo Marco.
-Ya no somos libres, debemos seguir algunas reglas y además somos presos de la sed de sangre humana. Podemos calmarla con algunos animales, pero sin sangre humana no podemos ni movernos y nos convertiríamos en estatuas vivientes, sufrientes, secas, pero eternamente conscientes.-Afirmó Camilo.
-Todo tiene un precio, supongo que este es el precio por la eternidad.-Reflexionó Marco.
-Sí, ya te enseñaré todas nuestras costumbres y reglas para pertenecer a esta casa.
-De acuerdo.
-Ahora mejor hablemos de lo sucedido.-Siguió Camilo.
-Mi beso, queréis decir…
-Sí, eso.
-Como te he dicho, no me importa haber muerto demostrándote mis sentimientos.
-¡Pero yo no quería!-Se quejó Camilo.
-Creo que no lo sabremos todavía, preferiste matarme antes de animarte a explorar tus emociones.
-Eso no es cierto, nunca quise hacerte daño.
-Pero perdisteis el control por mí.
-Sí, pero eso no quiere decir que sienta amor por ti. Amistad es lo que buscaba, lo que he encontrado no sé si pueda manejarlo, no sé si quiera.
-Tengo toda la eternidad para esperarte, no te apresures. Mientras tanto cuéntame todo sobre los vampiros.-Le dijo Marco cambiando de tema. Y se quedaron bebiendo y hablando todo el día.
Decidieron ser compañeros de cacería y acechar juntos sus presas. Por ahora era solo eso lo que Camilo estaba dispuesto a darle a Marco. Después de todo todavía no se conocían demasiado.


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