martes, 9 de noviembre de 2010

Capítulo 10 "Triángulo desastroso"

Marco estaba desesperado. Caminaba en círculos fuera del salón de piedra como padre primerizo fuera de la sala de partos. Todo iba tan bien entre él y Camilo. Salieron durante siglos a cazar juntos, ya casi no necesitaban hablar en la mayoría de los momentos, sólo con una mirada se comunicaban perfectamente. Se movían con una destreza excelente alrededor de sus presas, como dos pájaros en pleno cortejo. A veces Marco volvía a acercar sus labios al rostro de Camilo, pero Camilo se contenía y le decía que no quería que su amistad cambiara. Marco se sentía cada día mas parte de Camilo y podía sobrevivir solo con estar cerca de él. Pero eso estaba peligrando ahora. Marco se preguntaba por la verdadera razón de ese impulso de Camilo. Camilo no había vuelto a cometer ningún acto inesperado desde la noche en que Marco lo besó.
Si los vampiros tuvieran lágrimas de seguro Marco estaría llorando. Se sentó en una banqueta del pasillo y esperó. Por el pasillo venía caminando Antonio. Lo vio tan preocupado que se sentó junto a él y conversaron.
-¿Por qué traes esa cara amigo Marco?-Le preguntó Antonio.
-Camilo convirtió a alguien más.-Contestó Marco.
-¡Pero se supone que había aprendido la lección contigo!
-Yo tampoco lo comprendo.
-¡Ahora mismo entraré a ver que se le ocurrió traer esta vez! ¡Ya verá ese muchacho atrevido! ¡A mi casa y sin permiso!-Se levantó bruscamente de la silla y entró en el salón de piedra. Camilo estaba de espaldas alimentando a Gina de modo que desde la puerta no se podía ver el rostro de la nueva vampiresa.
-¡Se puede saber cómo se te ocurre hacerlo otra vez sin mi permiso! ¡No podemos seguir aumentando nuestro número, la gente comenzará a sospechar, habrá demasiado movimiento!-Decía Antonio mientras se aproximaba. Entonces Camilo se desplazó para mirarlo y fue entonces que Antonio vio el rostro de Gina. Se quedó un segundo sin palabras y luego dijo:
-Comprendo. No pudiste resistirlo nuevamente, yo tampoco lo hubiera hecho. Puede quedarse. Sólo que afuera hay alguien preocupado y no quiero disputas en mi casa.-Concluyó Antonio y luego se retiró echándole una mirada como compadeciendo a Marco.
Marco volvió al lado de Camilo, no quería dejarlo demasiado tiempo a solas.
Gina todavía no reaccionaba del todo, estaba muy débil.
-¡Pobre criatura!-Exclamaba Camilo.
-¿Por qué te compadeces de ese modo? No la conoces.-Le preguntaba Marco a Camilo.
-No, pero algo me dice que necesitaba otra oportunidad, algo en ella me atrajo de una manera muy extraña.
-¿Te atrajo?-Le preguntó cabizbajo Marco.
-¡No ahora por favor! No puedo explicarlo bien. Sentí una fuerza poderosa, un calor saliendo del cuerpo de esta mujer.
-Seguramente la adrenalina por el ataque.-Trataba de desmerecer Marco.
-Tú sabes que a la adrenalina la conocemos muy bien, esto es diferente. ¡Y su fuerza! La fuerza con que aunque apuñalada seguía destrozando a su atacante. Verás que no me equivoco, ella será muy valiosa aquí.
-A mí lo que me preocupa es lo valiosa que sea aquí.-Le dijo Marco posando su mano en el corazón de Camilo.
-Lo único que puedo decirte es que si en tanto tiempo no me animé a darte el lugar que reclamas es porque solo había sentido semejante impulso contigo, pero nunca estuve seguro de su significado. Y no quería que me arrebates el sueño de encontrar el amor por mi cuenta. Yo respeté tus impulsos porque sé que tus sentimientos son verdaderos, pero de los míos sigo dudando, y nunca quise herirte. Con ella igualmente fue distinto, tampoco puedo explicarlo, no haré nada con ella ni contigo hasta no estar totalmente seguro de lo que siento, te lo prometo, y serás la primera persona en saberlo.
-Pensé que simplemente te esperaría por años, pero no creí que después de todo lo que pasamos juntos aparecería alguien más. Si mi corazón latiera estaría estallando ahora mismo.-Dijo Marco.
-Lo sé, perdón.-Fue lo único que pudo decir Camilo.
Gina estaba comenzando a despertar cuando Camilo y Marco terminaban de hablar. Escuchó lo suficiente para saber que alguien la pretendía y alguien le tenía celos.
Miró a Camilo con ojos de conejo asustado y Camilo comenzó a tranquilizarla.
-¿Dónde estoy?-Preguntó Gina.
-A salvo.-Le contestó Camilo.
-Pero recuerdo que me apuñalaron.-Dijo mientras se revisaba las heridas que ya no tenía.
-Sí, y yo te he salvado de dejar de existir.
-¡Y quién te ha dado ese derecho! ¡Hubiera preferido morir! ¡Ya estoy cansada de vivir sin mis seres queridos!
-¡Perdón! Es que vi como te defendías que creí que querías vivir.-Se excusó Camilo.
-¡Que me defendiera una vez apuñalada no quiere decir que quería sobrevivir! ¡Sólo quería que esa porquería de persona, si se lo puede llamar persona, no se llevara mi vida sin unos buenos golpes a cambio, o la misma muerte si tenía suerte!
-En eso tuviste una mano, él ya no existe.
-Me alegro, se merecía eso y más. Desearía haberle podido hacer lo mismo a los asesinos de mis hijos y mi hermana. ¡Malnacidos!-Exclamó Gina.
-¡Hijos! ¡Tuviste hijos!-Exclamó Camilo asombrado.
-Sí, dos.
-¿Y marido, todavía vive?-Preguntó muy asustado Camilo.
-No, murió antes que ellos, estuvo muy enfermo. No sabes lo que es ver morir al ser amado. Crees que nada puede ser peor. Pero me equivoqué, los hijos se llevan tu alma con ellos. Ya nada nunca fue igual, he muerto en vida.
-Y ahora estás viva en tu muerte.-Le dijo Camilo.
-¡No! ¡Yo no puedo más! No quiero vivir, seguir sufriendo por siempre, no puedo.
-¡No ves que no quiere existir! ¡Acaba ya con su sufrimiento!-Exclamó Marco.
-¡Pero cómo puedes decir eso Marco! ¡Sólo el infierno la esperaría ahora! ¡Necesita ayuda!
-No sé si pueda ayudarla, no sé si quiera ayudarla. -Decía Marco a Camilo.
-¡Siguen creyendo que pueden decidir sobre mi vida o mi muerte! ¡Siguen creyendo que tienen ese derecho! ¡Si muero será por mi ley y ahora suéltenme!- Ordenó Gina.
-Te soltaremos. Pero si lo que quieres es decidir tu propia muerte no intentes escapar ni luchar hasta que no platiquemos contigo. Y por Marco no te preocupes, que si me conoce bien sabe que nunca podría perdonarlo si te hiciera daño. –Le dijo Camilo a Gina mirando fijamente a Marco.
-De acuerdo.-Dijo secamente Gina.
La soltaron y le contaron todo al respecto de los vampiros y de sus historias. Mientras le daban de beber.
Curiosamente Gina no se horrorizó para nada. Sólo escuchaba atentamente como quién escucha un relato de aventuras. Los miraba desafiante a los ojos mientras le explicaban las reglas.
También le contaron la historia de Antonio. Fue en la que más se interesó. Pensó que Antonio sabía exactamente lo que ella sentía y saber que él había sobrevivido después de todo, le dio un poco de esperanza. Y la venganza extrema de Antonio con sus enemigos le estaba comenzando a dar ideas, muchas ideas…

-De acuerdo, acepto el desafío no tengo absolutamente nada que perder y quizás hasta pueda purgar el odio que habita en mí. Ustedes mejor compórtense en mi presencia, ya saben que puedo defenderme.-Dijo seriamente Gina.
Camilo y Marco se rieron en complicidad y Gina apenas movió su boca hacia al costado haciendo una leve mueca insinuando una sonrisa. El poder de vampiro seguramente ya estaba recorriendo sus venas haciéndola sentir un poco más liviana y más fuerte.
 


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